Para la empresa familiar es importante definir sus objetivos y política de actuación en diferentes ámbitos, desde la estrategia empresarial hasta el área financiera, pasando por la incorporación de nuevos socios (familiares o extraños), y la transmisión de la empresa a futuros herederos. Esto se articula generando compromisos o protocolos que regulen los diferentes aspectos que pueden afectar a la empresa familiar.
Medidas para evitar futuros problemas de convivencia
A veces, pueden surgir ciertos problemas de «convivencia» ya que las personas o familias propietarias de la empresa o negocio familiar pueden tener diferentes intereses o expectativas a medida que pasan las generaciones.
No es raro que se creen conflictos por el interés de traer a un pariente al negocio, o por una diferencia en los estándares entre alguien que quiere mantener la empresa en funcionamiento y alguien que está convencido en venderla.
Estas diferencias de criterios, las relaciones y las cuestiones familiares, inevitablemente tienen un impacto en el desarrollo de la empresa si no se toman las medidas adecuadas.
Es por ello muy común que los socios firmen un «acuerdo familiar», que establece reglas que eviten que los lazos familiares interfieran en las operaciones comerciales.Y para evitar que esto suceda, y así proteger a la empresa de alterar las relaciones dentro de la familia propietaria, es importante contar con un acuerdo o compromiso que regule los diferentes aspectos que pueden afectar a la familia propietaria.
Esta documentación cubre varios aspectos tales como:
- La gestión de las propiedades inmobiliarias de la empresa.
- La forma de negociar las ofertas de compra de la empresa.
- Qué hacer en caso de la defunción de un socio.
- El salario de los familiares trabajadores.
- Condiciones necesarias para incorporarse a la empresa.
¿Qué aspectos cubre un protocolo familiar?
Entre los principales elementos podemos destacar la dirección y administración de la empresa familiar, la forma y momento en que se llevará a cabo la sucesión delegando la gestión en los sucesores, los requisitos objetivos para la obtención de los distintos cargos y la retribución de los miembros de la familia, la entrada o salida de socios, y cualesquiera otros acuerdos destinados a resolver situaciones que, por su trascendencia, puedan dar lugar a futuros conflictos y poner en peligro la continuidad de la empresa.
El documento suele establecer, por ejemplo, los requisitos que deben cumplir los familiares que deseen trabajar para la empresa; las normas que se aplican a los cónyuges o parientes políticos; o, en el caso de que la empresa pertenece a varias familias, las normas para mantener un equilibrio entre las diferentes ramas.
El acuerdo impone obligaciones a quienes lo suscribieron, por lo que, si alguno de los socios las infringe, los demás pueden exigir judicialmente su cumplimiento (más los daños y perjuicios causados por dicho incumplimiento). Pero no pueden ir más lejos ni pueden expulsar de la sociedad al infractor (seguirán siendo socios y podrán ejercer sus derechos).
Para reforzar la eficacia del protocolo familiar, se propone introducir una cláusula subsidiaria en los estatutos que contemple una prestación accesoria por la cual se obligue a los socios a cumplirlo. De esta manera, en caso de incumplimiento voluntario, los demás socios no sólo pueden reclamar daños y perjuicios al incumplidor sino también excluirlo de la sociedad (pagando el valor de su participación).