Claves para dar los primeros pasos
Llevamos ya mucho tiempo escuchando que estamos sumidos en una nueva era (la digital), dónde la transformación es una realidad imperante cuyos cambios alterarán las estructuras y los sistemas de trabajo de cualquier organización, independientemente de su tamaño, forma y sector. Y lo cierto es que creo que es así. Ahora bien, considero que el camino a recorrer (sea cual sea el punto de partida) es mucho más natural y estimulante de lo que se pueda pensar.
De forma recurrente me plantean cuestiones como ¿Por qué debo ocuparme de mi EMPRESA en la red? ¿Tengo que irme a la NUBE? ¿Cuál es el retorno para “tanta” INVERSIÓN?… y aunque las respuestas no son genéricas para todos los casos, sí que tienen un punto en común: es una cuestión de evolución y supervivencia.
Hay que ser consciente de que todo lo que rodea a la idea “DIGITAL” abarca multitud de posibilidades. Conceptos como web 2.0. (o 3.0.), redes sociales, cloud computing o big data, entre otras, son habituales en nuestro día a día y, a pesar de ello, es muy frecuente que no se conozca exactamente su significado, qué alcance tienen, o cuáles pueden ser las implicaciones de hacer (o no) uso de dichas herramientas.
En mi opinión, para que las empresas se puedan desenvolver con naturalidad ante este «nuevo» paradigma, es imprescindible plantar las semillas de lo digital en la organización. ¿Cómo?, pues para ello, debemos:
1) incluir a todas las personas. Es imposible implantar una estrategia digital, con éxito, si no se hace partícipe a todo el equipo.
2) incentivar la participación. Los líderes de la organización no sólo deben marcar el ritmo, sino reforzar la proactividad de todas las personas.
3) canalizar el talento. Detectar quién puede convertirse en «evangelizador» de la causa, ya sea por sus conocimientos, inquietudes o carisma, puede marcar la diferencia.
4) perseverar. Se trata de una carrera de obstáculos de larga distancia, cuyos beneficios empiezan a ser palpables a medio plazo, por lo que es muy importante no desfallecer, ser constante y convincente.
Sólo a partir de la experiencia y el descubrimiento de las oportunidades que nos ofrece la tecnología, será posible combatir la reticencia de las personas a saltar al vacío y abrazar el cambio desde la tranquilidad, pues no es necesario marcarse grandes objetivos (de entrada), sino empezar a dar pasitos para ocupar nuestro sitio en la evolución digital.
Entonces, ¿Empezamos?