¿Delegáis en vuestros equipos? Y si no lo hacéis, ¿qué os impide hacerlo? Muchas veces no somos conscientes de ello e incluso pensamos que nos han contratado para estar controlando (algunas veces en exceso) cómo trabajan nuestros colaboradores. Nuestro foco (muchas veces inconsciente) está puesto en controlar, creemos que el trabajo bien hecho solo lo sabemos hacer nosotros y que si no se hace a mi manera no saldrá.
Pensemos en posibles consecuencias: Abarcamos más tareas y responsabilidades de las que nos corresponden, sentimos que vamos desbordados (aunque al minuto cero volvemos a convencernos de que podemos con todo), acabamos haciendo tareas que no aportan ningún valor añadido a nuestra posición y tenemos dificultades para desarrollar una gestión más global.
Si como líderes asumimos una actitud controladora, potenciamos tener personas que cada vez son menos autónomas y proactivas, generamos desconfianza en nuestros equipos y en su capacidad. Y desde ese lugar, es difícil que se genere el compromiso e implicación por parte de mi equipo.
El camino está en empezar a aceptar que hay cosas que se escapan de nuestro control y variables que no dependen de nosotros. Aceptar también que si dejo de supervisar y controlar, puede que el otro se equivoque y que eso le va a permitir aprender. Os invito a que probéis, paséis a la acción y comprobéis que beneficios y nuevos resultados obtenéis.