“Ser humano es ser vulnerable.” Emmanuel Lévinas.
El Diccionario de la Real Academia Española define vulnerabilidad como la capacidad para poder ser herido física o moralmente. Teniendo en cuenta esta definición, es posible que muchas personas vean la vulnerabilidad como una debilidad y tengan ideas como “los demás están esperando ver tu punto flaco para atacarte”.
Y vosotros, ¿cómo veis la vulnerabilidad? Vamos a tratar de verla como una fortaleza.
Posiblemente si nos atrevemos a mostrar nuestra vulnerabilidad, a decir que “no sabemos” y a pedir ayuda, seamos percibidos como personas más cercanas y resultará más fácil conectar con nosotros que con aquellos que tienen dificultad para mostrar sus carencias, que les cuesta aceptar que no saben y que necesitan ayuda de los demás. Quiero poneros como ejemplo a mi hija de dos años, ella sí que tiene facilidad para decir: “mamá no sé abrir el bote o no sé ponerme los zapatos, ¿me ayudas?”. Es evidente que en ella no hay una consciencia de qué es vulnerabilidad pero me maravilla ver la naturalidad y espontaneidad con la que te dice que no sabe y pide ayuda. Fijaros que parece algo sencillo pero cómo a muchos de nosotros nos cuesta tanto dar ese paso. Nos puede el miedo a mostrar nuestra vulnerabilidad, el miedo a que se desmonte nuestra imagen pública que tanto sudor nos ha costado cosechar (el que todo lo sabe, el que nunca se equivoca, el que es perfecto) nos impide actuar de una manera distinta y posiblemente mucho más cercana y posibilitadora.
Pensando que es una fortaleza tendremos más facilidad para aceptar nuestras limitaciones y carencias. Facilitará que aceptemos que no sabemos, pedir ayuda o aceptar que no podemos con todo. De este modo podremos hablar de lo que nos pasa, de cómo nos sentimos, de lo que nos da miedo, de lo que nos falta, lo que nos preocupa y de lo que necesitamos de los otros.
Viéndola como una fortaleza, estaremos más abiertos al aprendizaje, nos resultará más fácil reconocer nuestras dificultades y a abrirnos a lo que los otros tienen para ofrecernos. Cuando declaramos que no sabemos, es más probable que los demás sean más comprensivos cuando cometamos un error y se muestren más abiertos a compartir sus experiencias y enseñarnos. Del mismo modo, tendremos más facilidad para afrontar los errores con humildad y los aceptaremos como una oportunidad para aprender en lugar de verlos como un fracaso.
El hecho de considerar la vulnerabilidad como una fortaleza implica aceptar que somos humanos vulnerables, con áreas a mejorar, que cometemos errores y que podemos vivir con más liviandad. Si por el contrario, intentamos que no se vean nuestras debilidades, posiblemente limitemos nuestras conversaciones y nuestra manera de estar en el mundo.